Hay que anticipar la acción enemiga, para poder atacar sus esquemas y estrategias planeadas, sorprenderlo y ganar la iniciativa. El cuidadoso planeamiento para tomar la decisión permite obtener buenos resultados o al menos poder acomodarse satisfactoriamente a una situación cambiante, no podemos dejarnos llevar por la emoción del momento. Emitir las ordenes de forma clara, los planes complicados, y en cambio constante no son bien asimilados, no se procede con confianza, mas bien con incertidumbre. Colocarnos al otro lado de la mesa, del lado enemigo, permite asumir la reacción de este acuerdo a sus capacidades y limitaciones a mi plan. Esto permite perfeccionar y prever acciones en situaciones que se presenten de forma inesperada.
“La conducta de la guerra es fundamentalmente un proceso de competencia humana, la cual requiere de el conocimiento de la ciencia y la creatividad del arte, pero al final dominada por el poder de la voluntad humana.”