Es el reconocimiento que los recursos naturales renovables, particularmente los bosques, son una valiosa fuente de bienes públicos que no sólo proveen madera y fibras, sino que también son indispensables para suministrar servicios públicos ambientales, sociales y económicos, tales como: protección del suelo, agua biodiversidad, capacidad de recuperación de ecosistemas, resistencia a desastres naturales, y reducción del cambio climático.