Siempre sentí que faltaba algo cuando veía cine-arte colombiano o películas comerciales colombianas, notaba cierto patrón de estandarización en la música, me sonaba toda la música cinematográfica con un corte hollywoodense, sentía que esta música no representaba muy bien las situaciones e imaginarios en los cuales vivimos, y que las nuevas generaciones (incluyendo la mía) estaban olvidando dichas prácticas musicales, un fenómeno que no es meramente colombiano, también sucede en el resto de Latinoamérica y el mundo. Se genera así una estandarización de la música para estos medios y, por consiguiente, una pérdida de muchas practicas musicales que hablan sobre nuestra historia y nuestro contexto. Por esto mismo, es interesante generar nuevas propuestas sonoras que forjen contraste en el mercado y, de paso, retomar las sonoridades que inundan los diferentes países que no pertenecen a este círculo de grandes industrias, generando alternativas sonoras que representen mejor otras culturas y sus contextos sociales, y que enriquezcan las bandas sonoras con las músicas de otras realidades..