Un disyuntor es a menudo menos sensible a daños ocasionados por desgastes, suciedades, corrosión, etc. cuando funciona habitualmente que un disyuntor que funciona cada varios meses o años. En el primer caso, el número de maniobras controlan los intervalos entre paradas mientras que en el segundo caso, las influencias ambientales (polvo, corrosión, etc.) son las que controlan dichas paradas.