En el transcurso de diez años de revolución, Francia experimentó profundas transformaciones a todos los niveles.
A nivel político, la monarquía absoluta dejó paso a una monarquía constitucional, y ésta a una república liberal de tipo moderado, salvo el paréntesis radical del gobierno jacobino. A nivel socioeconómico, e impulsado por el cambio político, Francia inició el camino hacia la industrialización moderna y el establecimiento de la sociedad burguesa.