La electricidad es una energía secundaria, es decir, que es resultado de la transformación de energía primaria. Una característica fundamental es que esta energía no se puede almacenar: la electricidad producida es instantáneamente consumida o perdida. El problema de almacenar este tipo de energía se soluciona, de hecho, produciéndola rápidamente en sistemas autónomos (no conectados a la red). Algunos ejemplos son: las pilas y baterías basadas en reacciones químicas. Estas tecnologías presentan inconvenientes que limitan su uso, como por ejemplo: el peso, el coste, la baja productividad y en algunos casos la peligrosidad de sus componentes (ácidos, plomo). en un circuito de media tensión la forma de almacenar energía se hace por medio de condensadores