La desconfianza, el disimulo, la reserva cortés que cierra el paso al extraño, la ironía, todas, en fin, las oscilaciones psíquicas con que al eludir la mirada ajena nos eludimos a nosotros mismos, son rasgos de gente dominada, que teme y que FINGE FRENTE AL señor.
Nuestra intimidad jamás aflora de manera natural, sin el acicate de la fiesta, el alcohol o la muerte. Esclavos, siervos y razas sometidas se presentan siempre recubiertos por una máscara, sonriente o adusta
Únicamente a solas, en los grandes momentos, se atreven a manifestarse tal como son. Todas las relaciones están envenenadas por el miedo y el recelo.
Cada uno observa al otro, porque cada compañero puede ser también un traidor. Para salir de sí mismo el siervo necesita saltar barreras, embriagarse, olvidar su condición. VIVIR A SOLAS, SIN TESTIGOS, SOLAMENTE en la soledad se atreve a ser.