Sistema Nervioso Autonomo:
Es el responsable de regular las funciones involuntarias del cuerpo. Por ejemplo, el ritmo cardíaco, la respiración y la digestión. Gracias al sistema nervioso autónomo, podemos realizar estas funciones sin pensar conscientemente en su ejecución. Este sistema se divide en sistema simpático y sistema parasimpático. El sistema simpático regula la respuesta al estrés producida por las hormonas. Éstas son las reacciones típicas de lucha o huida. Es decir, que nos prepara para enfrentar amenazas potenciales de nuestro entorno. Cuando se presenta esa amenaza, el cuerpo responde acelerando el ritmo cardíaco, aumentando la respiración, la presión sanguínea, así como la secreción de sudor y la dilatación de las pupilas. Estas respuestas nos ayudan a actuar con rapidez frente a las amenazas. Además, nos ayuda a sentir el frío o el calor, dilata los bronquios e inhibe la motilidad intestinal y la producción de orina. Por otra parte, el sistema parasimpático se encarga de mantener las funciones del cuerpo y de conservar los recursos físicos. Se inicia en el tronco encefálico y regula los órganos internos.