El juego sigue a la vida del ser humano en sus diferentes etapas voluntarias, y le ayuda a madurar, crecer, comprender, socializarse y aprender. En el juego también se lucha y se compite, o no, como en el caso de los juegos cooperativos. El juego se estimula la alegría, la autoestima y la confianza en uno mismo. El juego, además, tiene relación con el trabajo, la fiesta, la sexualidad, la belleza y la cultura (Paredes, 2002).