A todos los que deriven del ejercicio de una profesión, los salarios percibidos, honorarios, actividades deportivas y artísticas, arrendamiento, intereses obtenidos, premios —o sea que si te ganas la lotería, también tendrás que despedirte de una parte del dinero—, ganancias repartidas por personas morales —algo así como las utilidades— y sí, también al aguinaldo.