Entre los ejemplos de costes financieros más usuales encontramos las comisiones y los intereses. Por un lado, las comisiones se originan por operaciones realizadas con bancos o entidades de crédito. Entre los ejemplos de comisiones encontramos: comisiones de mantenimiento de cuentas, de apertura y cancelación de préstamos, de tarjetas, etc. Por otro lado, los intereses bancarios se originan, generalmente, con la solicitud de préstamos. Los préstamos se devuelven a través de cuotas (que pueden ser mensuales, bimensuales, trimestrales…), correspondiendo cada una de ellas a, por un lado, la devolución del importe principal y, por otro lado, los intereses.