Añado, además, que todas esas formas son pestíferas, pues las buenas tienen una vida breve, y las malas son por sí perversas. De modo que, conociendo este efecto, los legisladores prudentes huyen de cada una de estas formas de estado puro, eligiendo un tipo de gobierno que participe de todas, juzgando más firme y más estable, pues así cada poder controla a los otros, y en una misma ciudad se mezclan el principado, la aristocracia y el gobierno popular (2015, p. 43).