La historiografía española considera el reinado de los Reyes Católicos como la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. Con su enlace matrimonial se unieron, la dinastía de los Trastámara, dos coronas, la Corona de Castilla y la Corona de Aragón dando nacimiento a la Monarquía Hispánica y, apoyados por las ciudades y la pequeña nobleza, establecieron una monarquía fuerte frente a las apetencias de poder de eclesiásticos y nobles. Esta unión dinástica se caracterizó en el hecho de que se mantuvieron las soberanías, normas e instituciones propias de cada reino y corona. Con la conquista del Reino nazarí de Granada, del Reino de Navarra, de las islas Canarias, de Melilla y de otras plazas africanas consiguieron el control de la totalidad de los territorios que hoy forman España exceptuando Ceuta y Olivenza, que entonces pertenecían a Portugal.