• Angustia, desengaño y evasión: el espíritu idealista romántico choca con la realidad mediocre, por lo que surge un sentimiento de no plenitud, de ahí que sus deseos resulten al final insatisfechos y les produzcan angustia, desengaño e infelicidad. Para escapar de ese mundo, opta por huir de la realidad. Esta evasión puede llevarse a cabo en el espacio (lugares lejanos o exóticos), en el tiempo (épocas pasadas como la Edad Media) o como respuesta radical, el suicidio.