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DESARROLLO HUMANO Y LIBERTAD (La libertad: facultad inherente a todo ser…
DESARROLLO HUMANO Y LIBERTAD
¿Sabías que el hombre es un ser social por naturaleza?
El hombre es un ser social, su carácter social es inherente a su naturaleza y se deriva tanto de su condición corpórea como de su carácter racional
El hombre acepta el orden social porque es racional.
La sociedad está integrada por personas, éstas conocen y aceptan el orden social y son capaces de descubrir el fin de lo social y de colaborar por conseguir el bien común.
La ONU señala que: La gente es el centro del desarrollo, pues son las mismas personas las que pueden construir las condiciones para que el desarrollo humano de todos y todas sea posible: El desarrollo de la gente, por la gente y para la gente.
Para lograrlo el ser humano debe ser concientice de sus potencialidades mediante procesos de autorreflexión, crecimiento, humanización y conquista de la libertad, a través de la inteligencia, el fortalecimiento de la voluntad y de participar en la mejora de su calidad de vida.
El desarrollo personal implica a su vez un respeto al derecho y desarrollo de los demás individuos.
La libertad: facultad inherente a todo ser humano
La libertad es una facultad propia del hombre; por lo tanto, todo hombre es libre. “La libertad es la modalidad de la voluntad por la cual ésta se determina a sí misma a elegir un bien particular o dejar de hacerlo” (García-Alonso 2006, p. 91).
El hombre tiene diferentes actos como digerir los alimentos, bombear la sangre, oxigenarla, soñar, dormir, etc., los cuales son ajenos a su control voluntario y por tanto son
actos involuntarios
.
También es capaz de realizar
actos voluntarios
, como comer pastel, decidirse a matar una serpiente, querer dar a otro su derecho o atender una explicación.
Los actos humanos
son acciones sobre las que el sujeto ejerce control por sí mismo “[…] a diferencia de los seres irracionales que tienden al fin por un apetito natural (instinto), el hombre posee la capacidad de gobernarse a sí mismo, esto es, de conducir libremente sus acciones hacia el fin que él mismo se propone […]” (García-Alonso 2006, p. 49).
La libertad consiste en el dominio que el hombre ejerce sobre sus propios actos, en orden a su auténtico bien. La libertad deriva de la razón y de la voluntad y reúne a ambas en su acto. Entonces, un acto, para ser libre, debe ser razonado y voluntario.
Todo ello es posible gracias a la inteligencia de la que está dotado el hombre y que es aquella característica fundamental que lo distingue de los animales y lo hace ser humano.
Los actos humanos son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre, es decir, los que él
realiza con conocimiento y libre voluntad
.
Sólo cuando interviene el entendimiento y la voluntad el hombre es dueño de sus actos y por tanto plenamente responsable de ellos, por lo que, sólo en los actos humanos puede darse valoración o juicio moral (Fuentes, 2005, p. 46).
“La moralidad es un accidente propio del acto humano” (García-Alonso, 2006, p.49). Se trata de una ordenación natural al bien último del ser humano. Con ello, el acto humano se califica de moralmente positivo si se ordena al fin último del hombre y moralmente negativa si no se ordena a él.
Razón y libertad
Los actos del ser humano, al ser libres, implican el tener que asumir la responsabilidad de los resultados que conllevan.
Actuar al margen de la razón o ignorar que los actos tienen consecuencias y que de uno mismo dependen los resultados, puede ser desfavorable
Actuar a partir de impulsos inmediatos, sin razonar, trae consecuencias no deseables. En este sentido, la libertad, orientada por la razón, permite lograr los mejores resultados en todo aquello que se emprende.
Un bien aparente, se basa sólo en la apreciación subjetiva, en aquello que se piensa o se siente que puede ser correcto, pero no lo es si se reflexiona a profundidad sobre ello.
los seres humanos debemos emplear objetivamente la razón para ser realmente libres.
Ética y moral
Moral es la actividad humana que consiste en la relación de orden o desorden del acto humano y el fin eterno del hombre. Se distingue de la ética porque ésta es la ciencia de la moral.
La moralidad es un accidente propio del acto humano, se trata de una propiedad que consiste en su ordenación natural al fin último del hombre (García-Alonso, 2006, p. 49).
El acto humano se califica de moralmente positivo si se ordena al fin último del hombre, y de moralmente negativo si no se acerca a él.
Fuentes de la moralidad
La dimensión moral del acto voluntario está constituida por tres elementos: objeto, fin y circunstancias.
El objeto es el que señala el fin propio de la obra (como el robo del acto de robar), su especie. Es el elemento esencial del acto humano. Puede ser bueno, indiferente o malo.
El fin señala la intención del sujeto que obra (como robar por venganza). Es el elemento principal del acto humano. Puede ser bueno o malo –nunca indiferente-. Para ser bueno exige estar orientado al fin último de toda la vida humana, al bien honesto.
Las circunstancias señalan los elementos accidentales que rodean al acto voluntario. Pueden referirse a las circunstancias clásicas: qué, cómo, con qué, con quién, dónde, cuándo. Las circunstancias pueden ser buenas, malas o indiferentes.
Es conveniente precisar que las circunstancias generalmente le dan cierto grado a la bondad o maldad objetiva de los actos: