Estos pueblos indígenas, ubicados en el territorio chileno, tienen la particularidad de poseer una cosmovisión que se caracteriza, en la gran mayoría de ellos, por hacer una construcción simbólica de la tierra y la naturaleza, otorgándole atributos que van desde lo divino a lo humano, lo que hace que el trato sea amable y fraternal, procurando no degradar el medio ambiente, haciendo un eficaz uso del suelo aplicando sus conocimientos ancestrales para ello. Así, estos pueblos llevan a su mesa alimentos generados en medio de una "forma sustentable de vida", es decir, cuidando la posibilidad de "satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades" (Comisión Brundtland, 1987) y considerando siempre sus tradiciones culturales, el cuidado al medioambiente y la reciprocidad en las relaciones sociales.