Los antiguos chinos concebían al ser humano como parte del cosmos, por lo que si se vivía en armonía con el cielo y la tierra, se gozaba de buena salud. Esta creencia de equilibrio universal recibe el nombre de dào (道), que significa “vía, camino”, de ahí taoísmo, que sería el camino o la vía hacia la armonía con las grandes fuerzas naturales.
Este pensamiento cree que la salud necesita ser cultivada mediante diversos métodos higiénicos y terapéuticos que ayuden a prevenir enfermedades o recuperar la salud, tales como la dietética, la herbolaria o fitoterapia, la acupuntura, el masaje, la moxibustión, la helioterapia, la respiración, la meditación, la visualización y el ejercicio físico.