INTRODUCCION
El electrocardiograma (ECg o EKg, del alemán electrokardiogram, en razón de William Einthoven, su inventor) puede considerarse como paradigma de estas pruebas, ya que si bien es una exploración que atañe al ámbito de la cardiología, su utilización va mucho más allá de la esfera cardiológica. El electrocardiograma (ECG o EKG) es el registro de la actividad eléctrica del corazón medida normalmente entre dos puntos de la superficie del cuerpo. Las ondas Q, R y S, que forman el llamado complejo QRS, se deben a la repolarización de las aurículas y a la despolarización de los ventrículos. La onda U, a menudo no observable, se debe a potenciales residuales del músculo ventricular y a la repolarización lenta de los músculos papilares. Las corrientes iónicas, debidas a los potenciales de acción asociados a la actividad cardíaca, circulan por el tórax produciendo una distribución de potenciales superficiales que, en primera aproximación, es similar a la debida a un dipolo de corriente situado en el hipotético centro eléctrico del corazón. Los electrodos para biopotenciales convierten corrientes iónicas únicas presentes en los tejidos vivos) en corrientes de electrones las únicas que pueden circular por los conductores metálicos. Cada par de electrodos o combinación entre ellos se denomina derivación, y el potencial obtenido entre ellos es la proyección del vector cardíaco en la dirección que definen. Los parámetros considerados para analizar la señal electrocardiográfica, normalmente de forma empírica, son el ritmo y su uniformidad, y la presencia, amplitud, forma y separación de las distintas ondas.