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¿De dónde proceden las ideas?: las fuentes de la innovación en la empresa
¿De dónde proceden las ideas?: las fuentes de la innovación en la empresa
“Las ideas surgen de conversaciones (lo que prueba el poder enorme de las redes que uno sepa crear, tanto dentro como fuera de la empresa) y de seguir un método o protocolo para su generación y captura que únicamente tiene posibilidades de éxito si se producen en un contexto (ecosistema) que no sólo las facilita, sino que además las incentiva”.
Innovación surgida en el laboratorio
El objeto de esta aproximación es investigar para más tarde encontrar uso a aquello que se ha descubierto en el laboratorio.
No existen descubrimientos que per se signifiquen un breakthrough, aunque tecnológicamente puedan serlo, sino que sólo lo serán si encuentran aplicación comercial.
La innovación puede surgir en el laboratorio, pero, para que sea útil, es muy aconsejable que se aplique la receta DuPont.
DuPont obligan a sus equipos de I+D a rotar entre los laboratorios y las unidades de negocio para asegurarse de que todos los investigadores mantengan el foco en el mercado.
Innovación a partir de las ideas que tienen los empleados
La idea que subyace en esta aproximación es muy sencilla: las ideas son cosa de todos.
El doctor Edward de Bono deja muy claro al decir que “mientras
se siga pensando que la creatividad es un don personal, las empresas están ignorando miles de ideas que laten entre sus empleados”
Se descubre que el estilo de gestión es determinante para crear una organización, un espacio, una cultura... en los que los empleados se sientan en plena confianza para decir lo que piensan que puede ser útil para su empresa... aun a riesgo de que pueda acabar no siéndolo.
Innovación a partir de la observación del usuario
Se trata de volver al origen; de volver a poner al usuario - a la persona– en el centro del foco para entender cuáles son sus necesidades y, a partir de ahí, intentar generar soluciones que le aporten significado.
El design thinking es el modo en el que las personas a las que catalogamos como creativas –entre las cuales contamos a los diseñadores y a los artistas, entre otros– piensan y actúan; el método que utilizan para generar nuevas solucione que acaban teniendo un impacto positivo en nuestras vidas.
Este método se caracteriza por poner a la persona en el centro del análisis y explora posibles soluciones que van más allá de lo obvio –rompiendo a menudo paradigmas preexistentes–, de ahí que capten nuestra atención.
La propagación del uso del design thinking para atacar problemas de todo tipo propios del mundo de los negocios es un proceso que parece no tener freno ahora.
Innovación inspirada en el análisis
de lo que hace la competencia
Consiste en hacer ingeniería inversa de aquellas ideas, estrategias o modelos de negocio que resultaron exitosos para nuestros competidores o para otras empresas a las que podemos llamar “ganadoras”
Reimaginar o reinventar nuestros propios negocios o maneras de hacer las cosas. A esta práctica la podríamos también llamar “innovación a partir del benchmarking”
Usan la imaginación primero, piensan propuestas fuera de los límites establecidos en sus respectivas industrias que capten la atención del mercado, para después hacerlas producibles y escalables de forma competitiva.
Combinan dos aproximaciones como son el design thinking para la generación de ideas novedosas y la aplicación obsesiva de las ideas que subyacen a los programas de calidad Six Sigma para la minimización o eliminación de todo aquello que genera variabilidad en la ejecución
Innovación “de compra o alquiler”
La forma más rápida de tener buenas
ideas consiste en darlas a generar fuera a empresas que, justamente, se dedican a ello.
Implica un cambio importante de paradigma que no todas las empresas están dispuestas a afrontar –por lo doloroso–, consistente en apartarse de la tradición de hacer las cosas desde dentro.
La ventaja de proceder de esta forma es clara. Una
empresa puede así estar siempre en la cresta de la ola en lo que a nuevas tecnologías y/o tendencias se refiere.
Requiere desembolsos importantes, se corre el riesgo de quedar a expensas de lo que terceros puedan hacer y decidir y, finalmente, puede llegar a matar la motivación por innovar que puede existir en la propia empresa
Innovación abierta o participativa
Consiste en abrir la puerta a todo aquel que quiera participar –aportando ideas– en proyectos de innovación auspiciados por las empresas.
Aún existen todavía grandes dudas por despejar. La principal radica en todo lo relacionado con los derechos intelectuales y los mecanismos que se harán necesarios para conseguir que las personas que aportan ideas encuentren una razón para seguir haciéndolo.
El secreto para que nuestra imaginación se dispare
Lo importante es que seamos capaces de tender puentes entre esas cosas que nos llegan del laboratorio o de nuestros empleados/colaboradores y nuestro objetivo comercial.
Las innovaciones más radicales siempre han surgido del trabajo colaborativo de personas normales que han entrelazado sus respectivas experiencias y conocimientos con el fin de solventar un problema.
Si realmente queremos sacar todo el potencial creativo que existe a nuestro alrededor, habrá que empezar a dejar a un lado esa sensación de miedo que nos invade cuando las cosas parecen ocurrir sin nuestra participación y/o se escapan de nuestro control o cuando exceden a la que hoy es nuestra capacidad.