El modelo biomédico, derivado de una visión positivista, ha hegemonizado, mediante sus dos tipos de diagnósticos categoriales (DSM, CIE) la práctica profesional, margi¬nando aspectos socioestructurales relevantes en el abordaje de este tipo de cuestio¬nes, lo que nos lleva a cuestionarnos, por un lado, acerca de si dicho modelo no re¬sulta, efectivamente, estigmatizante y si, incluso, los propios profesionales desarrollan una actividad estigmatizante en el ejercicio de sus labores.