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La Vida de Jesús
Etapas
Primera etapa
Esta es la infancia de Jesús. El símbolo de esta etapa es una estrella, símbolo de luz que nos guía hacia Jesús.
Segunda etapa
Este es el comienzo apostólico de Jesús. Esta es la etapa misionera y es representada por el simbolo del Espiritu Santo el cual confirma la misión de esta figura.
Tercera etapa
Esta es la encrucijada crítica. Es representado por un cruce de caminos el cual simboliza las elecciones y decisiones que hace Jesús a través de su vida.
Cuarta etapa
Esta es la subida a Jerusalén. Es simbolizada por una flecha ya que simboliza el anhelo de Jesús para cumplir su misión de llevar el reino a Jerusalén.
Quinta etapa
Esta es la pasión y muerte. Es representada por una balanza con el fin de simbolizar injusticia, sin embargo, en las manos de un sistema opresor significa injusticia contra Jesús.
Sexta etapa
Esta es la resurrección. Es representado con una hombre con cinco llagas el cual significa victoria sobre el mal.
La misión de Jesús
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La pedagogia de Jesus:
Jesús usa una pedagogía que hace crecer al pueblo. La forma de enseñar hace que el pueblo eleve su conciencia crítica, tome conciencia de su realidad.
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Atiende a las personas sin hacer distinciones, pero al mismo tiempo sabe estar atento
Enseña en cualquier lugar y acoge a todo su auditorio, incluso a mujeres.
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Jesús nos da la vida
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A través de su acción y su anuncio, Jesús combate el hambre,la enfermedad, la tristeza,ignorancia, abandono, las leyes opresores y el miedo.
Jesús vino “para que todos tengan vida, y vida abundante.
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Dignificar a la mujer
Jesús recibe a las mujeres y no las discrimina, las recibe y no las discrimina como lo hacía la sociedad de su época.
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Ejemplos
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Resucitado, se aparece a María Magdalena, enviándola como mensajera de la Buena Nueva de la Resurrección.
Jesús revela a Dios
La sociedad que conoció Jesús veneraba tanto la grandeza de Dios, que evitaba pronunciar el nombre santo de Yavé.
Jesús se dirige a Yahvé con la misma confianza y familiaridad con que un niño judío se dirigía a su padre.
En su relación con Dios, Jesús manifiesta no solo una confianza desconocida, sino, incluso, la conciencia de vivir en una relación con Él, distinta de la que puedan tener otros hombres.
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