Lope de Vega rompe con la rigidez clásica, rompiendo la regla de las tres unidades, mezcla lo trágico y lo cómico, reduce el número de actos o a tres: planteamiento, nudo y desenlace, utiliza la métrica (estrofa y poema) adaptada al tipo de situación del momento: el romance y las octavas para las narraciones; las décimas para los lamentos; el soneto para las esperas; los tercetos para asuntos importantes, las redondillas para el amor.