Frente a la escritura el niño primero interactúa empíricamente, con diversos portadores de texto por ejemplos (libros, revistas, cuentos, envases de alimentos, de productos de limpieza, empaques, anuncios) como con las letras impresas en ellos. En estas interacciones va construyendo conocimiento acerca de esos textos.
Así también cuando presencia actos de lectura realizados por otros, no sólo recibe información sobre la función y uso de la lengua escrita, sino que descubre la actitud que los adultos y niños alfabetizados de su entorno tienen hacia la lectura y escritura. La forma en que viva estas experiencias repercutirá en el desarrollo de estos principios.