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Fromm (La libertad como problema psicológico (Freud avanzó más allá de…
Fromm
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Mecanismos de evasión
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El término normal (o sano), puede definirse de
dos maneras
una persona será llamada normal o sana si es capaz de cumplir con el papel social que le toca desempeñar dentro de la sociedad dada
consideramos sana o normal a la persona que alcanza el grado óptimo de expansión y felicidad individuales
En su mayoría, los psiquiatras aceptan como un supuesto indiscutible la estructura de su propia sociedad, de tal manera que, para ellos, la persona no del todo adaptada lleva el estigma de individuo poco valioso
Si diferenciamos los dos conceptos de normal y neurótico de la manera indicada, llegamos a esta conclusión:
la persona considerada normal en razón de su buena adaptación, de su eficiencia social, es a menudo menos sana que la neurótica, cuando se juzga según una escala de valores humanos
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El otro camino que se le ofrece es el de retroceder, abandonar su libertad y tratar de superar la soledad eliminando la brecha que se ha abierto entre su personalidad individual y el mundo
Este segundo camino no consigue nunca volver a unirlo con el ambiente de aquella misma manera en que lo estaba antes de emerger como individuo
No se trata así de una solución que conduzca a la felicidad y a la libertad positiva; por el contrario, representa, en principio, una pauta que puede observarse en todos los fenómenos neuróticos
Mitiga una insoportable angustia y hace posible la vida al evitar el desencadenamiento del pánico en el individuo
sin embargo, no soluciona el problema subyacente y exige en pago la adopción de un tipo de vida que, a menudo, se reduce únicamente a actividades de carácter automático o compulsivo.
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MECANISMOS
El autoritarismo
Tendencia a abandonar la independencia del yo individual propio, para fundirse con algo, o alguien, exterior a uno mismo, a fin de adquirir la fuerza de que el vo inindividual carece
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Tendencia compulsiva hacia la sumisión y la dominación o, con mayor precisión, en los impulsos sádicos y masoquistas
Se observará, al lado de la tendencia a disminuirse y a someterse a las fuerzas exteriores, un impulso a castigarse y a infligirse sufrimientos
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El sufrimiento y la debilidad pueden constituir el fin del esfuerzo humano: la perversión masoquista.
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La emergencia del yo individual no es un proceso reversible; en su conciencia el individuo puede sentirse seguro y tener el sentimiento de pertenecer a algo o a alguien
El que un determinado tipo de carácter sea neurótico o normal depende en gran parte de las tareas peculiares que los individuos deben desempeñar en su respectiva situación social, y de cuáles pautas de conducta y de actitudes existen en su cultura
La persona que necesita tal conexión con un auxiliador mágico, se esfuerza por hallarlo en una persona de carne y hueso
Esta necesidad del auxiliador mágico puede ser estudiada en condiciones casi experimentales en el procedimiento psicoanalítico
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La destructividad
La destructividad difiere del sadomasoquismo por cuanto no se dirige a la simbiosis activa o pasiva, sino a la eliminación del objeto
Los impulsos destructivos tiene por raíz la imposibilidad de resistir a la sensación de aislamiento e impotencia
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El amor, el deber, la conciencia, el patriotismo, han servido de disfraz para ocultar los impulsos destructivos hacia los otros y hacia uno mismo
La destructividad de que estamos tratando ahora no pertenece, empero, a este tipo racional, o mejor dicho reactivo, sino que constituye una tendencia que se halla constantemente en potencia dentro del individuo
Hemos supuesto que la destructividad representa una forma de huir de un insoportable sentimiento de impotencia, dado que se dirige a eliminar todos aquellos objetos con los que el individuo debe compararse.
Si tenemos en cuenta la inmensa función que cumplen las tendencias destructivas en la conducta humana, tal interpretación no parece una explicación suficiente
Conformidad automática
El individuo deja de ser él mismo. adopta por completo el tipo de personalidad que le proporcionan las pautas culturales, y por lo tanto se transforma en un ser exactamente igual a todo el mundo y tal como los demás esperan que él sea.
Referencias:
Fromm, E. (1994). El miedo a la libertad. México: Paidós.
Silvia García, Jorge. (Com) (2006) El humanismo de Erich Fromm. México: Paidós.
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