La evaluación de aspectos como: tamaño de su empresa, capacidad de producción, penetración en el mercado, calidad de sus productos, la ausencia de reclamaciones o devoluciones, la oportunidad con que atiende sus pedidos y si aprovecha al máximo su capacidad de producción, serán determinantes para calificarlo de buen empresario y, por ende, sujeto de crédito.