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El aprendizaje de la comunicación en las aulas. (Leer, entender y escribir…
El aprendizaje de la comunicación en las aulas.
Competencia comunicativa y educación.
Quienes enseñan en las aulas de la escolaridad obligatoria están casi siempre de acuerdo cuando hablan o describen sobre los objeticos comunicativos de la educación lingüística del alumnado.
Si conversamos con enseñantes, con lingüistas de las más diversas escuelas o con especialistas en asuntos pedagógicos acerca de la finalidad del aprendizaje escolar de las lenguas; es probable que unos y otros coincidamos en que el objetivo esencial de la educación lingüística
En la enseñanza primaria y en la enseñanza secundaria es la mejora del uso de esa herramienta de comunicación y de representación que es el lenguaje.
De ahí la conveniencia de que la educación lingüística se orienta al dominio expresivo y comprensivo de los usos verbales y no verbales de la comunicación humana, y por tanto a favorecer desde el aula el aprendizaje de las destrezas del hablar, escuchar, leer, entender y escribir.
Concebir la educación como un aprendizaje de la comunicación exige entender el aula como un escenario comunicativo (como una comunidad de habla, de lectura y de escritura) donde alumnos y alumnas cooperan en la construcción del sentido y donde se crean y se recrean textos de la más diversa índole e intención.
Concebir la educación como un aprendizaje de la comunicación supone contribuir desde las aulas al dominio de las destrezas comunicativas más habituales en la vida de las personas (hablar y escuchar, leer, entender y escribir) y favorecer, en la medida de lo posible, la adquisición y el desarrollo de los conocimientos, de las habilidades y de las actitudes que hacen posible la competencia comunicativa.
No basta con proclamar los objetivos comunicativos de la educación lingüística durante la infancia y la adolescencia.
Casi siempre, entre el deseo y la realidad, entre los fines que se dicen y las cosas que se hacen en las aulas, se abre a menudo un abismo.
El aprendizaje de los alumnos y de las alumnas se orienta al conocimiento, con frecuencia efímero, de un conjunto de conceptos gramaticales y de saberes lingüísticos cuyo sentido a sus ojos comienza y acaba en su utilidad para superar con fortuna los diversos obstáculos académicos.
Hablar en clase.
El conocimiento formal del sistema de la lengua y la corrección normativa de los usos ilegítimos de los alumnos y de las aludanas ocupan un tiempo casi absoluto en nuestras aulas en detrimento de una enseñanza orientada a la adquisición de las estrategias discursivas...
Qu nos permiten saber qué decir a quién y qué callar, cuándo y cómo decirlo, cómo otorgar coherencia a los textos que construimos y cómo adecuarlos a las diversas situaciones comunicativas en las que intervenimos en nuestra vida cotidiana.
Los actos de habla constituyen un aspecto esencial de la conducta humana y en consecuencia de la identidad sociocultural de las personas.
La formación lingüística del profesorado es deudora de la hegemonía académica de las teorías gramaticales y de los estructuralismos lingüísticos, y por tanto adolece de carencias teóricas y metodológicas evidentes en el ámbito del análisis, de la observación y de la evaluación del habla de las personas.
Entre el profesorado existe la idea de que los usos orales se adquieren de forma natural a tempranas edades, por lo que, si los niños y las niñas ya saben hablar cuando acuden a la escuela, entonces no tiene ningún sentido que el aprendizaje lingüístico se oriente hacia tales menestres.
En el campo pedagógico las actitudes respecto a los usos orales comienzan a cambiar a partir de la década de los setenta y del auge de los enfoques comunicativos de la enseñanza de la lengua.
Leer, entender y escribir.
Enseñar a leer, a entender y a escribir es hoy, como ayer, uno de los objetivos esenciales de la educación obligatoria.
Al leer y al escribir (y al hablar y al escuchar) los niños y las niñas aprenden también a usar el lenguaje en su calidad (y en su cualidad) de herramienta de comunicación entre las personas y entre las culturas.
Al aprender a usar el lenguaje aprenden a orientar el pensamiento, a regular la conducta personal y ajena, y a dominar las habilidades expresivas y comprensivas que hacen posible el intercambio comunicativo con los demás y con el mundo.
En el ámbito escolar es obvio que adquirir los conocimientos de las diversas áreas del saber exige antes apropiarse de las formas de decir del discurso en que se expresan.
El aprendizaje de los contenidos escolares exige por tanto como condición previa el conocimiento de las formas de decir del discurso de cada una de las disciplinas académicas y en consecuencia el dominio de habilidades de comprensión y de producción de los textos habituales en la vida escolar cuya función es facilitar el acceso al saber cultural que se transmite en el seno de las instituciones educativas.
La enseñanza de la lectura y de la escritura debe tener en cuenta los usos y funciones de la lengua escrita en nuestras sociedades, orientarse al dominio expresivo y comprensivo de los diversos géneros de la escritura y adecuarse a las diversas situaciones de comunicación en las que tiene lugar el intercambio de significados entre las personas.
La enseñanza de la lectura y de la escritura debe tener en cuenta los usos y funciones de la lengua escrita en nuestras sociedades, orientarse al dominio expresivo y comprensivo de los diversos géneros de la escritura y adecuarse a las diversas situaciones de comunicación en las que tiene lugar el intercambio de significados entre las personas.
Enseñar a leer y a escribir textos diversos en distintos contextos, con variadas intenciones y diferentes destinatarios, es hoy una manera de evitar ese desajuste evidente entre lo que se hace en el aula y lo que ocurre fuera de los muros escolares y una forma de contribuir desde el mundo de la educación a la adquisición y al desarrollo de la competencia comunicativa de los alumnos y de las alumnas.
Medios de comunicación de masas, hipertextos y alfabetización crítica.
Durante la infancia y la adolescencia los alumnos y las alumnas adquieren en las escuelas y en los institutos una serie de conocimientos, habilidades y actitudes acerca del entorno físico, cultural y social en el que viven.
En las sociedades actúes, su ideas sobre el mundo y sobre las personas no sólo depende de los saberes adquiridos en los escenarios del aprendizaje escolar o en el seno de la familia.
Cada vez más sus ideas sobre el mundo y sobre las personas tienen su origen en los mensajes de industrias de la conciencia como la televisión y la publicidad o en los contenidos que circulan por las autopistas electrónicas de la información.
Los altos índices de consumo de mensajes televisiones e informáticos por parte de niños y adolescentes.
En educación cabe adoptar posiciones apocalípticas y evitar en las aulas el análisis de las complejas astucias comunicativas y de actitudes críticas entre los alumnos y las alumnas si no orienta algunas de las estrategias verbales y no verbales que habitan en los textos de los medios de comunicación de masas y de la publicidad.