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ANOREXIA (Indicaciones en la alimentación artificial ((Se debe indicar de…
ANOREXIA
Indicaciones en la alimentación artificial
La nutrición artificial (NA) engloba aquellas modalidades de nutrición (oral, enteral y parenteral) cuyo objetivo es cubrir las necesidades del organismo cuando no es posible o se hace de forma insuficiente a través de alimentos de consumo ordinario.
La NA disminuye la morbilidad y mortalidad en pacientes malnutridos.
Se debe indicar de forma escalonada, iniciando con las herramientas más sencillas como los suplementos nutricionales orales (SNO) y, posteriormente, las más complejas, nutrición enteral (NE) y, excepcionalmente, la nutrición parenteral (NP).
En pacientes con TCA y bajo peso que se encuentran hospi- talizados, los SNO permiten una ganancia de peso más rápida y, en algunos casos, acortan el tiempo necesario de tratamiento y la estancia hospitalaria.
La NE por sonda nasogástrica se emplea casi de forma exclusiva en pacientes ingresados, donde la gravedad o la falta de colaboración hacen preciso su empleo. Excepcionalmente, si la vía enteral no está disponible o si está contraindicada por una enfermedad intercu- rrente, puede ser necesaria la NP
Evaluación nutricional
Se pesan diariamente, o por lo menos tres veces en la primera semana, para detectar cualquier retención hídrica relacionada con un SR.
Pesar a la paciente en la misma báscula y a la misma hora después de la primera micción en la mañana.
Se recomienda una frecuencia semanal, hasta alcanzar el peso objetivo y mantenerlo por lo menos durante dos semanas
Paciente debe dar la espalda a la báscula
Educación en nutrición
Su objetivo principal es facilitar la adopción voluntaria de compor- tamientos alimentarios que fomenten la salud y el bienestar.
Debe plantearse no solo de acuerdo al diagnóstico del trastorno, sino también debe tener en cuenta el patrón alimentario del paciente y sus conocimientos nutricionales.
En lo que respecta a la AN, la EN persigue mejorar la actitud y comportamiento en relación a la comida; alcanzar una mejora en el patrón alimentario, aclarar mitos y favorecer con todos estos cambios la recuperación del estado nutricional.
Debe hacerse extensiva a las familias, ya que mejora la eficacia de las intervenciones educativas al faci- litar la aplicación práctica y la adhesión de todos los miembros a los nuevos modelos conductuales propuestos
Soporte Nutricio
El plan inicial contempla la introducción de alimentos de los principales grupos y que los pacientes comiencen a comer, pues no es posible, por la resistencia de los mismos, pretender cubrir, desde el principio, todos los requerimientos.
La recuperación del peso normal debe lograrse mediante una alimentación normal y adecuado soporte nutricional.
Se indicará el ingreso hospitalario ante las complicaciones médicas o psiquiátricas agudas, pérdida del control de la situación en el entorno familiar o social y fracaso en el tratamiento ambulatorio.
El ingreso hospitalario puede ser voluntario o involuntario pero con enfoque multidisciplinario.
El tipo de alimentación será oral y excepcionalmente se utilizará NE.
Sindrome de realimentación
Principales signos y síntomas se encuentran la retención de sodio y agua (con edema y posible fallo cardiaco), hipofosfatemia por alteración de procesos celulares (con afectación generalizada de sistemas y dificultad para almacenar energía), depleción de electrolitos, (potasio, magnesio y vitaminas) y depleción del cofactor de tiamina, capaz de provocar un síndrome de Wernicke y/o cardiomiopatía
Para su prevención se contemplan muchas pautas de actuación médica y de enfermería
Procurar una ganancia ponderal de aproximadamente 500 grs/semana
Monitorizar de forma permanen- te el ingreso de fluidos.
Administrar fósforo y potasio durante las primeras semanas.
Valorar el posible uso de suplementos hipercalóricos.
Adecuar el aporte calórico al gasto metabólico basal inicial, así como el aporte de hidratos de carbono.
Criterios de hospitalización
Diagnostico:
Piel fría con tonalidad azulada. La paciente siente frío incluso durante el verano, debido a esta pérdida de grasa.
Dolor al sentarse, pues los huesos están desprotegidos de las almohadillas que forma normalmente la grasa corporal.
Lanugo, que va acompañado a veces de otras anomalías como la caída del pelo. No se sabe por qué se produce el lanugo, pero puede ser por espontánea protección externa de la piel, a falta de grasa.
Hipotensión, bradicardia. Según estudios de cardiología en 130 pacientes en el H. Gral. Gregorio Marañón* hay una alta incidencia de anomalías coronarias en AN: prolapsos en la válvula mitral, derrame pericárdico y/o trastornos del ritmo cardíaco. Los expertos desconocen aún si la recuperación de la Anorexia Nervosa devuelve la normalidad al funcionamiento cardíaco.
Edema o retención anormal de agua por hipoproteinemia, bastante común entre las personas privadas de comida. Aunque en las anoréxicas no es tan pronunciado como se esperaría dada su escasa alimentación.
Anemia, debido a la ingesta insuficiente de hierro y proteínas
La pérdida prematura de calcio hace que desde muy joven la anoréxica tenga los huesos frágiles y vulnerables a las fracturas. Para subsanar estas deficiencias en las pacientes anoréxicas se plantea el tratamiento con hormona de crecimiento y también se sugiere el uso de contraceptivos, aunque estos mejoran el nivel de estrógenos pero no la densidad ósea.
Bibliografías:
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J, I. (2012). Revisión del tratamiento dietético-nutricional de la anorexia nerviosa. Área de Nutrición y Bromatología, (), 0 - 107.
I. Cabetas Hernández. (2004). Desnutrición en Anorexia Nervosa: enfoque psicosomático y tratamiento multidisciplinar. 2019, de Scielo Sitio web:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-16112004000400004&script=sci_arttext&tlng=pt
García de Lorenzo, A., Álvarez, J., Celaya, S., García Cofrades, M., García Luna, P. P., García Peris, P., ... & Smeets, M. (2011). La Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE) ante las administraciones públicas. Nutrición Hospitalaria, 26(2), 251-258.
Miranda-Sánchez, S. (2010). Anorexia nerviosa: Manejo nutricional en pediatría. Boletín médico del Hospital Infantil de México, 67(1), 4-18.