El objetivo esencial de la educación lingüística es la adquisición y mejora de los conocimientos, habilidades, actitudes y capacidades para desenvolvernos adecuada y competentemente en las diversas situaciones y con textos comunicativos de la vida cotidiana. Por ello, el aprendizaje lingüístico en las aulas no debe orientarse exclusivamente al conocimiento de los aspectos formales del código de una lengua, sino que, ante todo, debe contribuir al dominio de los diversos usos que hacemos del lenguaje como hablantes, oyentes, lectores y escritores de textos de distinta naturaleza e intención. Tanto la educación lingüística como la literaria deben favorecer el mayor grado posible de competencia comunicativa en el uso de esa herramienta de comunicación y contribuir al dominio de las destrezas lingüísticas más habituales (escuchar, hablar, leer, escribir).