“La condición humana era la solución al problema de la ventana. Ante una ventana, vista desde un espacio interior, coloqué un cuadro que representaba exactamente el fragmento de paisaje ocultado por el lienzo; así, el árbol representado en el cuadro ocultaba al árbol que se hallaba detrás, fuera del espacio. Este existía simultáneamente, para el espíritu del observador, tanto en el espacio del cuadro como fuera de él, en el paisaje verdadero. Y es así como vemos el mundo: como algo que se encuentra fuera de nosotros, aunque no sea sino una representación espiritual de aquello que experimentamos en nosotros mismos”(L’invention collective, 1940, citado por Schneede, 1978 ).
La ventana como medio de enlace entre interior y exterior, el cuadro como ventana a través de la cual observar la realidad. Por un lado nos facilita esta mirada colocando un cuadro dentro del cuadro para ver la realidad que éste oculta, pero por otro lado contradice esta idea ya que el lienzo precisamente nos impide ver la realidad. Una parte del paisaje es transferida al interior y sólo es visible allí, aunque se encuentre y exista fuera, sobre todo en la conciencia del observador. El observador supone que en el caballete le muestran lo que de otro modo permanecería oculto. La representación exterior está en el interior (de la habitación) y del observador.