En el Tahuantinsuyo no existía la noción de propiedad privada de la tierra pues no era importante quien fuera su dueño sino quien pudiera usarla
Tierras del ayllu* Eran para los miembros del ayllu, distribuyéndose un topo por cada hijo varón y medio topo por cada hija mujer, aún cuando algunos historiadores indican que la familia tenía derecho a un topo de aproximadamente 2,700 m2 (variable según la productividad del suelo).
Tierras del culto Eran dedicados al sol y a los sacerdotes y personal del culto, trabajadas con mano de obra del pueblo, en diferentes jornadas o etapas.
Tierras del Estado Destinadas para el sostenimiento del Inca, y de los miembros del aparato estatal. Sin embargo, hubo muchas variantes como tierras del runa, del curaca, del Estado y del culto, de recompensa, de las panacas reales, de cada Inca, de los mitimaes
-