Los conflictos en las organizaciones son inevitables, no obstante, el conflicto puede actuar como una fuerza positiva o negativa, de modo que la dirección no debe esforzarse en que desaparezca, sino eliminar los que afecten negativamente a los esfuerzos que la organización dedica a alcanzar sus objetivos, por tanto, el problema no parece radicar en el conflicto, sino en la forma de manejarlo.
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Tipos de conflicto
Disfuncionales:
Al contrario que el tipo funcional, un conflicto social disfuncional suele ser bastante negativo y perjudica al conjunto de la sociedad. Suele darse cuando no se encuentra un consenso que de solución al conflicto funcional.
Reales:
Parten de un problema real, a veces ocasionado por la desigualdad, otras por guerras o por motivos religiosos y raciales. Muchas veces la solución es complicada ya que hay grupos sociales poderosos que ven amenazada su posición.
Funcionales:
Este tipo la situación de confrontación se caracteriza por resultar positiva. Se da cuando dos grupos sociales están de acuerdo con los objetivos a alcanzar pero no así con los medios a utilizar.
Irreales:
Se produce cuando el conflicto se origina por una interpretación errónea de la situación. Se suele resolver fácilmente tras explicarse correctamente y aclararse las posibles dudas.
Inventados:
Se trata de inventarse un problema o de interpretar algo de manera mal intencionada con el fin de provocar un conflicto. Lamentablemente muchos conflictos sociales surgen de este modo.
Latente:
Es el conflicto social que existe y del que se tiene constancia pero en el que los miembros del grupo social afectado no se revelan o han dejado de revelarse.
Resuelto:
Es aquel conflicto social en el que las partes han llegado a un acuerdo. Suele desembocar en un mejora de las condiciones sociales del grupo que sentía como sus derechos no se respetaban.