enfermedades reumáticas (AR, LES), artroplastia (especialmente de rodilla o cadera), tratamiento con inhibidores de TNF-α, traumatismo en una articulación, artrocentesis, edad avanzada, diabetes, inmunodeficiencia (alcoholismo, tratamiento inmunosupresor, infección por VIH), consumo de drogas por vía intravenosa, insuficiencia renal o hepática, hemofilia.