Ya se ha dicho (a.1) que este sacramento promueve al hombre espiritualmente hasta la edad madura. Ahora bien, la naturaleza tiende a que todo el que nace corporalmente, llegue a la madurez, aunque esta finalidad sea impedida, a veces, por la corruptibilidad del cuerpo con una muerte prematura. Pero la intención de Dios de conducir todo a la perfección es mucho mayor, pues la naturaleza no hace más que imitar la intención de Dios, por lo que en Dt 32,4 se dice: Las obras de Dios son perfectas. Ahora bien, el alma, a la que se refiere este nacimiento y plenitud espiritual, es inmortal.