El hombre, en cambio, es tiempo, pero tiempo histórico, tiempo vivido. Pretérito, actualidad y aventura o anticipación pasan a ser éxtasis antropológicos en la medida en que no son algo de suyo, sino que son algo del hombre. Sin recuerdo, sin atención y sin porvenir no contamos con tiempo humano; éste tiene su hontanar en el Lebenswelt o mundo preconsciente de la vida. La historia reposa sobre esta estructura originaria