La crisis en Europa de los años 70 y 80 (aumento de los precios del petróleo, aumentos de costos producción en las grandes conglomeraciones industriales, la obsolescencia tecnológica, rigidez laboral, la falta de capacidad de respuesta a las nuevas demandas de los consumidores) , la globalización de la economía y de los mercados, la apertura económica y la liberalización, hacen que algunas regiones, ciudades y localidades se enfrenten al declive de sus economías, mientras que otras descubran nuevas oportunidades en los mercados.