El contacto con el equipo de salud se debe establecer en las primeras seis semanas con el objeto de confirmar la gestación e iniciar un control prenatal que identifique la situación de ésta con respecto al tiempo de evolución, el estado de salud y los aspectos emocionales del binomio madre-hijo. Para acompañar en forma adecuada a una gestante, en primer lugar, se debe conocer su historia individual, familiar y social. Una regla de oro en la gestación es evitar la automedicación, el tabaco, el alcohol, las irradiaciones y las drogas, por el daño que pueden causar tanto a la madre como al hijo. Los cursos de preparación para la familia gestante brindarán la posibilidad de entender lo que está sucediendo, adecuar el cuerpo, obtener asesoramiento con profesionales de diferentes áreas y compartir en grupo las inquietudes y ansiedades propias de este período. Durante la gestación se debe entender lo que está sucediendo y permanecer atento a las diferentes inquietudes y permitir que fluyan sin inhibirlas; confrontar y verbalizar los sentimientos, crear una conciencia de su propio cuerpo y, en caso de ser necesario, buscar asesoría profesional. Estos elementos, sumados al afecto y al apoyo del entorno familiar, social y del personal de salud, conducen a una mejor autopercepción, aceptación e interrelación y permiten transformar los temores e identificar qué es lo normal y cuáles son los síntomas de alarma; en consecuencia, vivir de una manera más gratificante esta significativa fase del ciclo vital.