Marx creyó que el capitalismo, con sus aspectos básicos de propiedad privada de los medios de producción, de explotación de los trabajadores y de apropiación de la plusvalía por estos creada, era la causa de todos nuestros males. Y se equivocó, ya que el amor al poder, el interés exclusivo por uno mismo, el afán de acumular todo lo posible y el no ocuparse de nada ni de nadie más, no son características de ningún sistema, ni pueden serlo, son características del hombre mismo. Las grandes ideas de Marx, de hecho, se consideran hoy erróneas, la puesta en práctica de las mismas ha fallado una y otra vez y sus predicciones sobre el capitalismo y la evolución del mundo han resultado profundamente equivocadas. Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que no tuviera razón en algunos de sus análisis y críticas, y que podamos creer sin más que hoy estamos, hablando ya del presente, con nuestro capitalismo financiero, en el mejor de los mundos posibles.