A diferencia de Platón, que considera que la parte más noble del alma es su razón y ésta sola se basta para alcanzar el auténtico conocimiento, Agustín considera que la razón humana necesita de la fe para llegar al conocimiento pleno. Sin la fe, sin creer sin demostración las verdades expuestas en la Biblia, la razón humana puede fácilmente equivocarse y, caso de no equivocarse, no puede llegar a alcanzar la verdad completa.