La importancia del software radica también en que permite una comunicación entre el usuario y la máquina, e incluso una interacción entre ambos. Pongamos otro ejemplo muy sencillo; ahora mismo, escribiendo esto, al pulsar un botón del teclado, se activa automáticamente una serie de órdenes, que permiten identificar que botón se ha pulsado, traducirlo a lenguaje de máquina, mostrarlo en pantalla para el usuario y almacenarlo.