Aun cuando los relatos de los dos primeros capítulos de los evangelios de Mateo y Lucas difieran en varios aspectos, ambos, sin embargo, coinciden en confesar que Jesús de Nazaret, nacido de una doncella, la virgen María, esposa de José éste de la casa de David, por obra del Espíritu Santo, no solo sería un descendiente de Adán, hijo del hombre y, por tanto, hijo de Dios, de la estirpe de Abraham y David por la adopción de José sino el Mesías prometido y el Señor-Kyrios (palabra griega que significa Señor, traduce el arameo Adonai, mi Señor, nombre usado por los judíos para referirse a YHWH, el Dios de Israel). Emmanuel, Dios con nosotros que se introduce en la historia y la transforma: Y la palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros.