Los bebés nacen con una predisposición para fijarse, interactuar con, y atraer la atención
de las personas alrededor de ellos. Incluso en las primeras horas de vida, los bebés reaccionan a su mundo social, mirando a los ojos y a las caras, respondiendo a sonidos verbales, y moldeando sus cuerpos para adaptarse a los brazos esperando que los carguen