Los infantes muy pequeños desarrollan respuestas emocionales vagas, parecen sentir tanto una relativa calma o un gran desasosiego. Sin embargo, hacia el final de la infancia es posible diferenciar varios sentimientos, miedo, ansiedad, frustración, placer, amor, orgullo o celos. Las capacidades cognitivas de la memoria y el incremento de la comprensión tiene un rol en esta diferenciación