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Las virtudes teologales y morales: <<estrategias del amor>> -…
Las virtudes teologales y morales: <<estrategias del amor>>
La
ley moral
(absolutos morales) y la
elección fundamental
(fin último) no bastan para realizar plenamente la vida cristiana, sino que reclaman el concurso de
virtudes teologales y morales
que permitan discernir, elegir y realizar el bien de forma excelente y perfeccionar a la persona.
La consideración de la
virtud
en la moral aristotélico-tomista nos descubre la necesidad de educar nuestros afectos, apetitos y hábitos operativos para que nos atraiga sólo el
verdadero bien
, no el
bien aparente
.
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Las virtudes como 'perfección' del hombre y de la acción.
Las virtudes "ordenan racionalmente" nuestros
apetitos sensitivos
(involuntarios, concupiscibles (
templanza
) e irascibles (
fortaleza
)) e intelectivos (voluntarios, racionales (
prudencia
) y volitivos (
justicia)).
Santo Tomás distingue dos
grupos de emociones
que, una vez educadas, pueden ayudarnos en la búsqueda y realización del verdadero bien:
Emociones <<concupiscibles>> (afectivas)
:
amor-odio, deseo-aversión, gozo-tristeza
.
Emociones <<irascibles>> (anímicas)
:
esperanza- desesperación, audacia-temor, celos-ira.
Según el Catecismo, las virtudes son <<actitudes firmes, disposiciones estables y perfecciones habituales del entendimiento y la voluntad que regulan nuestros actos y guían nuestra conducta según la razón y la fe>>.
.
.
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Las virtudes <<teologales>>: desear y elegir a Dios como <<fin>>.
La
fe
: supone
creer
, confiar y confiarnos a Dios. En palabras del Catecismo, <<la fe es la respuesta del hombre al Dios que se revela y se entrega a él>>. La fe implica una decisión libre y radical del ser humano para adherirse a Cristo e impulsar sus acciones de acuerdo con su Palabra.
La
esperanza
: prolonga el acto de adhesión de la fe a través del deseo de poseer plena y definitivamente las realidades en las que creemos. La esperanza
salva el deseo humano con el deseo de la salvación
, que supera todo deseo.
Según el Catecismo, <<las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Son infundidas por Dios en los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna>>. Son tres:
la fe, la esperanza y la caridad.
La
caridad
: es la virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por el amor de Dios. Santo Tomás enumera los frutos de la caridad de esta manera: tres interiores (
alegría, paz y misericordia
), y tres exteriores (
beneficencia, limosna y corrección fraterna
).
Las virtudes <<morales>>: discernir y elegir los medios para el fin
La
fortaleza
: asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Ésta hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y hacer frente a las pruebas y a las persecuciones.
La
justicia
: consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es
debido
, respetar los derechos de cada uno y establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común.
La
templanza
: modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.
La
prudencia
: consiste en
discernir
en toda circunstancia nuestro verdadero bien y en
elegir
los medios rectos para realizarlo.
Las virtudes morales ordenan pasiones, afectos, emociones y elecciones para discernir y elegir el verdadero bien. Son cuatro:
la templanza, la justicia, la fortaleza y la prudencia.