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LA DOCTRINA DEL HOMBRE - Coggle Diagram
LA DOCTRINA DEL HOMBRE
LA CREACIÓN
Dios es el Creador de todas las cosas, y reveló en las Escrituras el relato auténtico de su actividad creadora.
La palabra creadora de Dios
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca” (Sal. 33:6).
La palabra creadora y la materia preexistente.
Las palabras del Génesis:
“Y dijo Dios”
Es el mandato dinámico divino responsable de los acontecimientos majestuosos que ocurrieron en los seis días de la creación (Gén. 1:3, 6, 9,11, 14, 20, 24).
El universo fue constituido por la palabra de Dios (Heb. 11:3).
Esta palabra creadora no dependía de la materia preexistente (ex-nihilo) (Heb. 11:3).
Ocasionalmente Dios usó materia preexistente (Gén. 2:7,19, 22)
El relato de la creación
Los dos informes de la creación que aparecen en la
Biblia,
Génesis l:l-2:3 y el otro en Génesis 2:4-25 armonizan entre sí
Los días de la creación
Los días de la creación bíblica significan períodos
literales de 24 horas. “la tarde y la mañana”
(Gén. 1:5, 8,13,19, 23, 31)
La palabra hebrea que se traduce como “día” en Génesis 1 es
Yom
. Cuando la palabra
Yom va acompañada de un número definido
, siempre significa un día literal de 24 horas
(por ejemplo en Gén. 7:11; Éxo. 16:1)
Los Diez Mandamientos ofrecen otra evidencia de que el relato de la creación del Génesis involucra días literales. Jehová bendijo
el día
de reposo y lo santificó”
(Éxo. 20:8-11).
¿Qué son “los cielos”?
La semana de la creación no incluyó el cielo en el cual Dios ha morado desde la eternidad. Los “cielos” de Génesis 1 y 2 probablemente se refieren a nuestro sistema solar.
El Dios de la creación
¿Quién fue el Dios creador?
En el acto creador, todos los miembros de la Deidad
estuvieron involucrados (Gén. 1:2, 26).
Jesús es el Creador, el que por su Palabra trajo la tierra a la existencia (Efe. 3:9; Heb. 1:2).
Un despliegue del amor de Dios.
La creación y la cruz se unen, por cuanto Cristo el Creador fue muerto desde la fundación del mundo (Apoc. 13:8).
El propósito de la creación
Nos creó, no solo para que pudiésemos amarle, sino con el fin de que él también pudiese amarnos. (1 Juan 4:8).
Para revelar la gloria de Dios. (Sal. 19:1-4); (Rom.1:20).
Para poblar el mundo.
El Creador no deseaba que la tierra fuese un planeta solitario y vacío (Isa. 45:8).
“fructificad y multiplicaos” (Gén. 1:28)
Al crear a Adán y Eva estableció la institución del matrimonio (Gén. 2:22-25).
El significado de la creación
El hecho de que Dios es Creador lo distingue de todos los otros dioses
(1 Cor. 16:24-27; Sal. 96:5, 6; Isa. 40:18-26; 42:5-9; 44).
Nuestro culto a Dios se basa en el hecho de que él es nuestro Creador, y nosotros sus criaturas
(Sal. 95:6).
El sábado, monumento de la creación.
(Gén. 2:2, 3).
El matrimonio, una institución divina. Durante la semana de la creación
(Gén. 2:24).
La dignidad creadora de Dios establece su paternidad
(Mal. 2:10)
Responsabilidad por el ambiente.
(Gén. 1:28).
La dignidad del trabajo manual.
(Gén. 2:15).
La santidad de la ley de Dios.
La ley de Dios existía antes de la caída. En su
estado de perfección original, los seres humanos estaban sujetos a ella.
(Gén. 2:17)
La obra creadora de Dios continúa
Cristo y su palabra creadora
A través de todo el ministerio terrenal de Jesús, la misma energía creadora que le concedió vida al cuerpo inerte de Adán, levantó a los muertos y renovó las energías de los afligidos que le pedían ayuda.
La palabra creadora en la actualidad
Él sostiene todas las cosas por su palabra, y “todas las cosas en él subsisten”
(Col. 1:17; ver Heb. 1:3).
La creación y la salvación
La duración de la creación
La brevedad de la creación refleja su gran deseo de producir individuos perfectamente desarrollados que pudiesen gozar de su creación.
La obra creadora de Cristo.
La naturaleza humana
Dios creó al hombre.
“Hagamos al hombre”
(Gén. 1:26).
De común acuerdo, entonces, Dios comenzó
a crear el primer ser humano
(Gén. 1:27).
Creado del polvo de la tierra.
Dios formó al hombre del “polvo de la tierra” (Gén. 2:7), usando materia preexistente, pero no otras formas de vida, como animales marinos o terrestres.
El hombre, sin embargo, fue creado según el modelo divino (Gén. 1:26).
La exaltada posición del hombre. Gén. 1:28; Sal. 8:4-9”.2
La unidad de la naturaleza humana
El aliento de vida
Cuando Dios transformó los elementos de la tierra en un ser viviente, "sopló” el “aliento de vida” en los pulmones del cuerpo inerte de Adán.
(Gén. 2:7).
Este aliento de vida es “el soplo del Omnipotente”, que da vida
(Job 33:4), la chispa vital.
El hombre es un alma viviente
La ecuación bíblica es bien clara: El polvo de la tierra (los elementos de la tierra) + el aliento de vida = un ser viviente o alma viviente.
El término hebreo de
Génesis 2:7
que se ha traducido como “ser viviente” o “alma viviente”, es
nefesh chayyah
.
Nefesh, que se traduce como “ser” o “alma”, proviene de náfash, que significa “respirar”.
Una unidad indivisible
El significado bíblico de alma
En el Antiguo Testamento el término “alma” es una traducción del hebreo nefesh.
“Por otra parte, las expresiones tales como ‘mi alma’, 'tu alma’, ‘su alma’, etc., son por lo general modismos que reemplazan los pronombres personales yo, tú, él, etc.
(ver Gén. 12:13; Lev. 11:43, 44; 19:8; Jos. 23:11; Sal. 3:2; Jer. 37:9, etc.).
“A menudo, nefesh se refiere a los deseos, los apetitos, o las pasiones
(ver Deut. 23:24; Prov. 23:2; Ecl. 6:6, 7)
La evidencia bíblica indica que a veces
nefesh y psujé
se refieren a la persona completa, y en otras ocasiones a un aspecto particular del ser humano, como los alectos, las emociones, los apetitos y los sentimientos
El significado bíblico de espíritu
La palabra hebrea del Antiguo Testamento,
rüaj, traducida como ‘espíritu’
, se refiere a la chispa de vida esencial para la existencia humana.
“Rüaj ocurre 377 veces en el Antiguo Testamento
, y su traducción más frecuente es espíritu, viento, o aliento
(Gén. 8:1, etc.)
"El equivalente de rüaj
en el Nuevo Testamento es pnéuma, 'espíritu’, derivado de pneo, ‘soplar’, o ‘respirar’.
El hombre a imagen de Dios
Creados a imagen y semejanza de Dios
¿Qué implica ser creados a imagen de
Dios?
Un breve estudio de los ángeles revela que, a semejanza de Dios, ellos también son seres espirituales (Heb. 1:7, 14).
El hombre fue creado “un poco menor que los ángeles" (Heb. 2:7), una indicación de que fue dotado de dones mentales y espirituales.
Creado para establecer relaciones con sus semejantes.
Así como los tres miembros de la Deidad se hallan unidos en una relación de amor, también nosotros fuimos creados para gozar de la comunión que es posible en la amistad o el matrimonio (Gén. 2:18).
Creados para ser mayordomos del ambiente.
(Gén. 1:26). En este pasaje, Dios menciona en la misma
frase la imagen divina del hombre y su dominio sobre la creación inferior.
Creados para imitar a Dios
Creados con inmortalidad condicional
En la creación, nuestros primeros padres recibieron la inmortalidad, si bien su disfrute de ella estaba condicionado a su obediencia.
La caída
Dios y el origen del pecado
Dios el Creador, ¿es también el autor del pecado? La Escritura nos dice que por naturaleza Dios es santo (Isa. 6:3) y que no hay ninguna injusticia en él.
El autor del pecado
Desgraciadamente, Lucifer, un ser de elevada posición en el mundo angélico, se volvió orgulloso (Eze. 28:17; ver 1 Tim. 3:6).
El conflicto celestial que resultó se terminó cuando Lucifer, conocido ahora como Satanás, el adversario, y sus ángeles fueron expulsados del cielo (Apoc. 12:4, 7-9)
El origen del pecado en la raza humana
En su asalto a los primeros seres humanos, Satanás decidió tomarlos desprevenidos. Acercándose a Eva cuando estaba próxima al árbol del conocimiento del bien y del mal, Satanás, disfrazado de serpiente, le hizo preguntas acerca de la prohibición divina de comer del árbol. (Gén. 3:4, 5).
El impacto del pecado
Las consecuencias inmediatas
La nueva experiencia reveladora y estimulante solo
produjo en Adán y Eva
sentimientos de vergüenza
(Gén. 3:7).
Al reafirmar la naturaleza incambiable de su ley, y el hecho de que cualquier transgresión lleva a una muerte inevitable, Dios declaró:
“Polvo eres, y al polvo volverás” (Gén. 3:19).
El carácter del pecado
El pecado es un mal moral, lo que sucede cuando un agente moral libre elige violar la voluntad revelada de Dios
(Gén. 3:1-6; Rom. 1:18-22).
El pacto establecido antes de la creación
El pacto de la gracia no se desarrolló después de la caída. Las Escrituras señalan que aun antes de la creación, los miembros de la Deidad habían pactado entre ellos rescatar la raza si caía en el pecado.
Pedro se refirió al sacrificio expiatorio de Cristo, diciendo “Cristo... ya destinado desde antes de la fundación del mundo” (1 Ped. 1:19, 20).
El pacto se basaba en un fundamento inconmovible: la promesa y el juramento de Dios mismo (Heb. 6:18).
Jesucristo sería el fiador del pacto (Heb. 7:22).
Ningún hombre o ángel podía asumir esa responsabilidad. Solo Cristo el Creador, la Cabeza representativa de la raza, podría cargar con esa responsabilidad (Rom. 5:12-21; 1 Cor. 15:22).
En la cruz, Jesús cumplió su promesa de ser el fiador de la humanidad en el pacto. Su exclamación: “Consumado es” (Juan 19:30), marcó el cumplimiento de su misión.
La renovación del pacto
Desgraciadamente, la humanidad rechazó este magnífico pacto de gracia tanto antes del Diluvio como después (Gén. 6:1-8; 11:1-9)
Cuando Dios ofreció nuevamente el pacto, lo hizo por medio de Abraham. (Gén. 22:18; 12:3; 18:18).
El nuevo pacto
Otros pasajes bíblicos posteriores hablan de un pacto nuevo
o mejor Pero lo hacen no porque el pacto eterno hubiese sido cambiado
(1) por causa de la infidelidad de Israel, el pacto eterno de Dios se había pervertido en un sistema de obras
(2) estaba asociado con una nueva revelación del amor de Dios en la encarnación, vida, muerte, resurrección y mediación de Jesucristo (ver Heb. 8:6-13)
(3) no fue sino hasta la cruz cuando fue ratificado por la sangre de Cristo (Dan. 9:27; Luc. 22:20; Rom. 15:8; Heb. 9:ll-22).
La única esperanza de la humanidad caída consiste en aceptar la invitación que Dios hace a entrar en su pacto de gracia. Por fe en Jesucristo, podemos experimentar esta relación que asegura nuestra adopción como hijos de Dios y herederos con Cristo de su reino celestial.