Con esta reforma se apoyó a los estudiantes para que su formación fuera activa y, a la vez, se les proporcionó espacios para exponer su obra, como la exposición de 1926, llevada a Berlín, Alemania, recorriendo, además, Francia y España. Esta exposición, las obras y temáticas de todos los estudiantes fueron recibidas con gran interés por la crítica especializada, así como también por el público en general.