¿Por qué realizar intervenciones en salud en la etapa neonatal es una prioridad?
Los determinantes sociales, incluidos, entre otros, la pobreza, la desigualdad, las emergencias humanitarias complejas, la educación y la discriminación por razón de sexo, tienen repercusiones importantes en la salud de las mujeres antes, durante y después del embarazo y, por lo tanto, en la salud de sus recién nacidos. La salud de los recién nacidos y la mortalidad fetal forman parte de la agenda inconclusa de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para la salud de la mujer y el niño. Dado que las muertes de recién nacidos representan en la actualidad el 44% de las muertes de menores de cinco años en todo el mundo, es necesario que la mortalidad neonatal y la mortalidad fetal ocupen un lugar más destacado en la agenda si se desea reducir la mortalidad general de los menores de cinco años. Más del 80% de las muertes de recién nacidos se deben a tres afecciones prevenibles y tratables: las complicaciones debidas a la prematuridad, las muertes relacionadas con el parto (incluida la asfixia perinatal) y las infecciones neonatales. Existen intervenciones costoeficaces y de eficacia probada para prevenir y tratar cada una de las causas principales. Mejorar la calidad de la y realizar las intervenciones lo antes posible en torno al momento del nacimiento es lo que más vidas salvará, pero para ello es imprescindible contar con personal de salud bien formado y disponer de los productos esenciales. La salud de la mujer y el niño es una inversión inteligente, en particular si se dedica específicamente a la atención durante el nacimiento.