El hostigamiento sexual imposibilita trabajar en un ambiente sano y digno, de contar con estabilidad económica, y afecta la calidad de vida de la persona. Entre los efectos físicos más saltantes está la somatización del conflicto evidente en crisis de nervios, llanto y sollozos, sudor de manos, temblor, náuseas, insomnio, ansiedad e irritabilidad.