El oxígeno recorre las fosas nasales, faringe, laringe, tráquea, bronquio, bronquiolo y alvéolo pulmonar. Como el alvéolo está rodeado de capilares sanguíneos, el oxígeno puede atravesar la membrana del alvéolo y la del capilar. Una vez dentro del capilar, el oxígeno se unirá a la hemoglobina (proteína que hay dentro de los glóbulos rojos), y viajará por todo el cuerpo. Cuando llega a las células, el oxígeno se libera y las células lo captan para hacer la respiración celular. De esta manera nutrimos a las células.