“Las cárceles debían ser construidas en puntos secos y bien ventilados; los edificios tenían que ser amplios, y presentar las condiciones necesarias para la comodidad de los reos. La prisión debía hallarse rodeada de un camino de ronda formado entre dos murallas, aisladas una de otra. Los ángulos interiores de estas paredes debían ser redondos, y el muro exterior más elevado. Los edificios de la administración estarán adecuadamente construidos para albergar despachos, habitaciones, almacenes, sala de visitas, juzgados, anfiteatro y cocinas. Debían construirse también talleres y capilla, además de patios de suficiente extensión. Las celdas habían de tener por lo menos 15 pies de largo, 9 de ancho y 15 de altura, divididas entre sí por muros o paredes que no permitieran la transmisión de voz” (González citado por Vargas, 1998, p. 405)
Estas cárceles tendrían crujías organizadas concéntricamente, siendo la torre de vigilancia el punto desde donde se desprendían las celdas de los reos, las cuales se mantendrían en aislamiento celular
Lorenzo de la Hidalga expondría en varias láminas los diseños de cuatro cárceles, incluido el suyo, basados en la de Filadelfia –en específico la de Lamberton–, la de Auburn y las de combinación circular. Su propuesta habría de convertirse en el primer modelo del sistema penitenciario mexicano
- 1 more item...