También, estas lecturas me hicieron reflexionar en que debo de trabajar en la responsabilidad de mí misma. A veces es más fácil culpar al exterior por lo que uno mismo siente, de manera que nos lavamos las manos. Sin embargo, como lo dicen los autores, es importante identificar los límites del yo con el exterior, comprendiendo las consecuencias de nuestros actos y a la vez aceptando nuestras emociones, de manera que se puedan integrar nuestras polaridades y así, como dice Kepner (2000), no negar partes de nuestro ser.